…tomo un libro, dice: “historia del Arte”, lo reviso hoja por hoja, las primeras me muestran retratos, paisajes, gentes del XIX, Inglaterra, Francia, no sé… Europa. Sigo avanzando, mi mano dobla las páginas, se posa sobre las imágenes, son pequeños recuadros a color sobre texto, texto que no leo; supongo que me cuenta la historia de dónde y por qué fueron hechas. Miro imágenes, es Daumier: gentes gesticulando, paso por románticos paisajes de Corot y Turner, llego al impresionismo y me detengo en Renoir, mucho color, mucha luz, mucha tranquilidad… Continúo: Gauguin, van Gogh, Lautrec, color, luz, menos tranquilidad. Paso rápido las páginas… más color, más páginas… Mi mano se detiene sobre; “Postura India” de Matisse, pienso: mi mano es parte de esa imagen…pero es mentira.
Continuo más despacio, llego a Picasso; sus monstruos y sus juegos. Sigo, no quiero demorarme, vuelvo a detenerme, ahora es el expresionismo, siempre me gustaron esas manchas. Digo: ahora estoy en Alemania… mi mano esta en Alemania… No conozco Alemania.
Llego al surrealismo: De Chirico, Chagall, Klee, este dibuja como niño, sus cuadros me gustan, pero las fotos son pequeñas. Quiero terminar con este estilo y paso el abstracto sin darme cuenta. Llego al último título “el arte informal”, se supone que es el arte de este tiempo, la última página me muestra caricaturas de un tal Lichtenstein, las caricaturas me remontan a la infancia, y estoy seguro que sentiría nostalgia si fueran de condorito o kaliman; pero no lo son.
Ahí está mi mano otra vez, cerrando el libro.
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