Los trazos
superficiales o profundos que dibujan la ciudad, terminan generando vacíos
entre ellos. Uno de esos vacíos urbanos más representativos es la plaza. Estas parecen,
a veces, semejarse a la extracción de un tejido tupido, como el caso de “La
Corredera”, en Córdoba, en que la galería perimetral de la plaza se presenta
como el borde de transición entre la plaza y el tejido, amortiguando el corte
entre vacío y lleno.
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