lunes, 21 de julio de 2008

Recuerdo

Recuerdo que jugaba con tillos (tapas de botella). Había muchos en la tienda de “la mamá Rosita”, mi abuela. Construía pirámides con ellos...
También recuerdo que jugaba con soldados de plástico, eran mis favoritos. Jugaba a la guerra, una guerra en la que yo decidía quien vivía y quien moría, era mi mundo, un mundo en miniatura del cual tenía el control.
No recuerdo nada más... no sé en que momento desapareció ese mundo.





















“(…) Más sorprendente aún es que has tenido una infancia. Mira a un niño (…) que juega con sus soldaditos en la alfombra del salón (…) Sin embargo juega a los soldaditos, y parece que se toma esas representaciones del mundo y de la guerra con vivo interés. Ya le falta un poco de afecto, no hay duda; ¡pero cuanto parece interesarle el mundo!

A ti también te interesó el mundo. Fue hace mucho tiempo; te pido que lo recuerdes. El campo de la norma ya no te bastaba; no podías seguir viviendo en el campo de la norma; por eso tuviste que entrar en el campo de batalla. Te pido que te remontes a ese preciso momento. Fue hace mucho tiempo ¿no?
Acuérdate: el agua estaba fría.
Ahora estas lejos de la orilla: ¡ah, sí, qué lejos estás de la orilla! Durante mucho tiempo has creído en la existencia de otra orilla; ya no. Sin embargo sigues nadando, y con cada movimiento estás más cerca de ahogarte. Te asfixias, te arden los pulmones. El agua te parece cada vez más fría, y sobre todo cada vez más amarga. Ya no eres tan joven. Ahora vas a morir. No pasa nada. Estoy ahí. No voy a abandonarte. Sigue leyendo.
Vuelve a acordarte, una vez más, de tu entrada en el campo de batalla.”
Michel Houellebecq
“Ampliación del campo de batalla”





















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