"DESPUÉS DEL BANQUETE"
Intervención dirigida por Xavier Monteys para la exposición "CIUDADES COPIADAS" en el Centro de arte contemporáneo Fabra i Coats. Barcelona Mayo 2015
Las
palabras y las ciudades
“Los deberes del 92 ya están listos” fue el
título de uno de los artículos de prensa que hizo alusión a la culminación de
las obras arquitectónicas previstas para la Barcelona del 92. Dicho artículo
también mostró una fotografía del chef Ángel
Aso quien habría sido el encargado de elaborar la oferta gastronómica del hotel Arts
en una de las torres del puerto olímpico. Con esta imagen empieza la selección de artículos y
titulares como muestra del variado menú propagandístico que sirvió para
degustar la Barcelona olímpica, pues cuando un producto está listo, no basta su
sola presencia para ser reconocido, debe ser promovido, ofrecido y por
supuesto vendido, y qué mejor que la vitrina olímpica para
hacerlo. Se venden las ciudades como se venden las cosas: con palabras, y los
alcaldes son los llamados a utilizarlas para promocionar sus ciudades, quedando
éstas registradas en el día a día de la prensa.
“Barcelona es la
ciudad más copiada”, así se expresaba por aquel entonces el alcalde Pasqual Maragall. Enunciados como éste
fueron utilizados como titulares de prensa, siendo reproducidas sus expresiones
también fuera de Barcelona.“Mostraremos
al mundo nuestro modelo de ciudad”, titulares que no sólo son expresiones,
sino intenciones de ciudad que con anterioridad fueron elaboradas, sobre todo,
por arquitectos como Oriol Bohigas; quienes incluso propusieron que Berlín siga
los métodos de reforma urbana de Barcelona[1].
Los titulares trascendieron fronteras; así cuando un nuevo alcalde Joan Clos
viajó a Lisboa, lo hace con la intención de “comprobar” cómo funciona el
“modelo Barcelona”.
“Lo más importante es
acabar las obras”[2]
(Bohigas) para las olimpiadas. Todos los actores urbanos aderezaron con
diferentes opiniones la receta del “modelo Barcelona” adquiriendo éste diferentes
dialectos e interpretaciones, habiendo quienes pensaron que “Maragall no tiene visión de futuro” (Bofill)
y sobre cuyas obras de arquitectura promocional consideraban, por ejemplo, que son
horribles los rascacielos de la Villa Olímpica[3]
(Meier).
De esta manera la receta de la ciudad salió del horno editorial
de la prensa para ser consumida por sus ciudadanos, o copiada por cada nuevo alcalde
que invitó a sus votantes a degustar
el menú agridulce del “modelo Barcelona”.
Klever Vásquez
No hay comentarios:
Publicar un comentario