martes, 28 de julio de 2015

Las palabras y las ciudades

"DESPUÉS DEL BANQUETE" 

Intervención dirigida por Xavier Monteys para la exposición "CIUDADES COPIADAS" en el Centro de arte contemporáneo Fabra i Coats. Barcelona Mayo 2015



Las palabras y las ciudades

 “Los deberes del 92 ya están listos” fue el título de uno de los artículos de prensa que hizo alusión a la culminación de las obras arquitectónicas previstas para la Barcelona del 92. Dicho artículo también mostró una fotografía del chef  Ángel Aso quien habría sido el encargado de elaborar la oferta gastronómica del hotel Arts en una de las torres del puerto olímpico. Con esta imagen empieza la selección de artículos y titulares como muestra del variado menú propagandístico que sirvió para degustar la Barcelona olímpica, pues cuando un producto está listo, no basta su sola presencia para ser reconocido, debe ser promovido, ofrecido y por supuesto vendido, y qué mejor que la vitrina olímpica para hacerlo. Se venden las ciudades como se venden las cosas: con palabras, y los alcaldes son los llamados a utilizarlas para promocionar sus ciudades, quedando éstas registradas en el día a día de la prensa. 

“Barcelona es la ciudad más copiada”, así se expresaba por aquel entonces el alcalde Pasqual Maragall. Enunciados como éste fueron utilizados como titulares de prensa, siendo reproducidas sus expresiones también fuera de Barcelona.“Mostraremos al mundo nuestro modelo de ciudad”, titulares que no sólo son expresiones, sino intenciones de ciudad que con anterioridad fueron elaboradas, sobre todo, por arquitectos como Oriol Bohigas; quienes incluso propusieron que Berlín siga los métodos de reforma urbana de Barcelona[1]. Los titulares trascendieron fronteras; así cuando un nuevo alcalde Joan Clos viajó a Lisboa, lo hace con la intención de “comprobar” cómo funciona el “modelo Barcelona”.

“Lo más importante es acabar las obras”[2] (Bohigas) para las olimpiadas. Todos los actores urbanos aderezaron con diferentes opiniones la receta del “modelo Barcelona” adquiriendo éste diferentes dialectos e interpretaciones, habiendo quienes pensaron que “Maragall no tiene visión de futuro” (Bofill) y sobre cuyas obras de arquitectura promocional consideraban, por ejemplo, que son horribles los rascacielos de la Villa Olímpica[3] (Meier).

De esta manera la receta de la ciudad salió del horno editorial de la prensa para ser consumida por sus ciudadanos, o copiada por cada nuevo alcalde que invitó a sus votantes a degustar  el menú agridulce del “modelo Barcelona”. 
                                                                                                                     Klever Vásquez



[1] El País  25-10-1991
[2] La Vanguardia  21-06-1991
[3] El País  31-01-1992












No hay comentarios: